Fiebre de verano
Las gotas de
sudor caían gordas sobre la sábana que empezaba a humedecerse. El vaso ya
vacío, la miraba con cierto rencor pero no se permitía pronunciar palabra. En
eso, el cuerpo sufriente se levantó de la cama y se escuchó: "-Reconocé
que tenés frío- le dijo la frazada al verano..." Éste que siempre fue caprichoso y
altanero no se molestó en contestar, por otra parte era verdad. El vaso ya más
animado le dijo a la sábana pretendiendo ser cortés – Te deben molestar a vos
las gotas, en cambio a mi me vendrían tan bien… La sábana tampoco respondió,
porque se sentía sucia, casi enferma. El clima se puso tirante y el verano en
conjunción tácita con las nubes hicieron llover. Entonces el cuerpo volvió a la
cama lentamente y no se sabe bien porqué todos se sintieron un poco tristes.
La frase en cursiva está tomada de Cuentos
Cortos de Isidoro
Blaistein
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